miércoles, septiembre 14, 2005

El tango en los genes


Hijo de Susana Rinaldi y Osvaldo Piro, Alfredo Aníbal Piro se llama así por Alfredo Gobbi y Aníbal Troilo. Con genes tangueros asegura que sus padres no influenciaron para que él se convirtiera en un cantor de tango. “En realidad se sorprendieron”, dice el joven artistas, quien está presentando por distintos países su segundo disco, "Segundas intenciones", acompañado del guitarrista Hernán Reinaudo, integrante de la agrupación tanguera 34 Puñaladas.
"Segundas intenciones" es una placa con varios títulos muy conocidos, pero que no suena a compilado de clásicos. En él participaron varios artistas invitados, como Horacio Fontova, Esteban Morgado, Ligia Piro, Ariel Ardit (orquesta El Arranque), Walter Chino Laborde (Orquesta Fernández Fierro), Cristóbal Repetto (Bajo Fondo), Federico Ghazarosian (Los Visitantes, Don Cornelio), Cacho Tejera y Quique Condomí (violín de la Orquesta del Tango de la Ciudad de Buenos Aires).
–¿Cómo es la nueva placa?
– En "Segundas intenciones" predominan las cuerdas, pero la guitarra es el instrumento más importante. Este disco tiene tangos clásicos pero no bordea el repertorio trillado del tango. Los temas más tradicionales como El choclo son las versiones más jugadas porque no están hechos con una estructura convencionalista. También hay un tema de Charly (García), Llorando en el espejo.
–En una oportunidad que Altertango te invitó a compartir escenario, hiciste alusión a los jóvenes que crecieron viendo Grandes valores del tango, ¿te hacían ver este programa de chico?, ¿lo padeciste mucho?
–(Risas). Me acabo de despertar porque tuve una pesadilla con (Silvio) Soldán (risas). No sé si “padecer”, porque uno desde temprana edad puede mantener la indiferencia y punto. Pero sí, no hubo un hilo conductor como para decir ése fue un vehículo para llegar al tango. Todo lo contrario, fue un accidente en la ruta. Soldán no era el hombre de la bolsa de nuestra infancia (risas), pero sí pensamos con mis actuales colegas que esa época fue algo bastante patético.De genes tangueros
–¿Tus papás influenciaron para que vos decidás ser un cantante de tango?
–No, no, para nada. Creo que se llevaron una gran sorpresa. Fue una elección propia. Creo que el tango te agarra como te tiene que agarrar: por convicción absolutamente personal. La casa materna influye algo, pero no fui acunado en tangos.
–¿Cuáles son tus referentes?
–Creo que tengo más referentes fuera del tango que dentro. Pero en tango te puedo nombrar a Astor Piazzolla, Roberto Goyeneche, Julio Sosa. De los letristas te puedo nombrar a Homero Expósito, Cátulo Castillo. Y fuera del tango, me gustan mucho David Bowie y Peter Murphy.Un estilo de vida
–Hace un tiempo entrevistaba a un guitarrista mendocino que toca en el grupo de tango Bardos Cadeneros y me decía que desde su óptica, “para los porteños si no naciste en Buenos Aires no podés hacer tango”. ¿Qué pensás?
–Para mí no es así. De hecho, el referente mayor sobre la faz de la tierra es francés (por el origen de Gardel). Horacio Ferrer es uruguayo y mi director musical, cordobés. Creo que ése es un pretexto bastante estúpido. Tiene que ver mucho la forma de cómo te llega el tango y por qué te llega.
–¿Y el tango es un estilo de vida?
–Absolutamente. Está un poco caricaturizado. El folclore del tango se sigue viendo en la calle. La otra vez hablando con un guitarrista decíamos que hay ciertos personajes que se ven únicamente de noche. Vos a esa gente de día no la ves. Esos tipos son los que tienen el tango en la sangre. El tango se vive más de noche que de día y tal vez eso le da su cuota de romanticismo por un lado y de marginalidad por otro.
–¿Cómo ves a las nuevas generaciones de la música ciudadana?
–No sé. No sé si soy quién para decir algo. Nos verán y escribirán en un futuro otros sobre nosotros.
–¿Y el tango electrónico qué te parece?
–Está mal rotulado de entrada. Me parece que la electrónica es lo que se pone al servicio del tango como para brindarle nuevos elementos para que sigan floreciendo diferentes ramificaciones. Hay una gran confusión, porque creen que el tango se puso al servicio de la electrónica y se utiliza como pretexto porque lo vemos como un severo muerto o algo que no avanza y es un concepto equivocado. Me parece que el tango tiene una riqueza armónica y letrística que muy pocos otros géneros lo tienen. No podemos hacer una vertiente, como el tango electrónico que mantiene sólo una pulsación rítmica.

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